domingo, 18 de agosto de 2013

Y así comenzó todo

Seguramente somos muchas las personas que, preguntadas sobre cuál es la parte que menos gusta de nuestro cuerpo, decimos “los pies”. En mi caso, desde chiquita sufría por no poder usar los mismos zapatos que las otras nenas, o porque, luego de convencer a mi mamá de que me comprara las chatitas más lindas de la vidriera, a mí no me quedaban igual que a las demás. En ese entonces, por supuesto, ignoraba que el problema eran “LOS JUANETES”, simplemente debía pensar que todos los pies eran iguales a los míos.
Con el tiempo, uno se acostumbra a hacer la vista ciega al 75% de los zapatos que se exhiben en las zapaterías, se acostumbra a elegir sólo entre el reducido número que tiene las franjas anchas y, obviamente, se olvida de todo lo que se parezca a una ojota. Por todo eso, y a mis 37 años, me decidí a dar vuelta la página y operarme de este incordio, llamado hallux valgus.
Obviamente fueron varias las veces que consulté, primero esperanzada y luego escéptica por la imposibilidad de tomarme dos meses de licencia, o el temor a la anestesia, o las terribles historias de sufrimiento post-op que uno oye o ve en internet. Es que la gente, a veces sin proponérselo, puede hacer comentarios inadecuados que sólo conducen al temor. Aún hoy, a diez días de mi operación, tengo que tolerar que haya gente de “de buena fe” me dice que ni loca me opere, que me voy a arrepentir, que no voy a aguantar el sufrimiento. Y entonces, a diez días, ¿cuáles son mis miedos reales?
1) Sufrir durante la operación: voy a operarme los dos pies a la vez, y por técnica abierta, así que se optó por la anestesia peridural. Si bien ya me la dieron para mi cesárea, no se puede comparar porque con los dolores del parto uno pide a gritos que le den cualquier cosa, incluida una inyección para caballos. Pero ahora de pronto me da miedo e impresión.
2) Sufrir, por supuesto, después de la operación: leí demasiadas historias de gente gritando del dolor o necesitando morfina. Nobleza obliga, también hay historias de gente que ni siquiera necesitó tomar ibuprofeno.
3) Convertirme en una discapacitada: terror de necesitar, por ejemplo, que mi marido tenga que acompañarme al baño, ayudarme a bañar y otras cosas que uno esperaría tener que soportar recién a los 90 años.
4) Que la situación doméstica se desmadre: ¿se podrán arreglar sin mí? ¿será consciente mi marido de que, al menos durante un mes, no podré hacer las compras, ni manejar, ni ser útil de ninguna manera?
5) Que en el trabajo caiga mal la licencia extendida
6) Que mis pies queden feos, o me aumenten un número (ya calzo 40), o me vea condenada a usar de por vida horribles zapatos ortopédicos.
7) Que la cicatriz sea peor que el juanete en sí En fin, algunos de mis miedos… aunque del otro lado por supuesto está la idea de poder finalmente lucir mis pies, elegir calzado sin pensar en el maldito juanete, dejar de tener vergüenza ante la mirada de los vendedores de zapatos.
Una de las decisiones más importantes que uno debe afrontar cuando se convence de operarse, es cirugía percutánea vs abierta. Están los detractores de la percutánea, que dicen que es más incómodo para el cirujano y por ende más factible cometer errores. Y están los que dicen que es genial, que se sufre menos, que obviamente la cicatriz ni se nota. Yo opté por la abierta, en parte porque los médicos de mi obra social sólo operan así, en parte porque confío en que hay muchos más años de práctica en esta técnica que en la nueva. Veremos.
Por ahora, mis pies son estos que se ven en la foto: lucen feos, duelen, me han impedido usar casi todos los zapatos lindos que soñé, y sin embargo… ahora que están por cambiar para siempre, les tengo un cariño especial, les agradezco todo lo obrado en estos 37 años, espero no hacerlos sufrir de más.

2 comentarios:

  1. Hola Carola!! Q gusto me dio leerte, estoy a un mes exacto de mi operación del juanete del pie derecho primero (no me atrevo a operarme losdos juntos) y tengo exactamente tus mismos miedos preoperatorios. Pero leerte me hacen tener las fuerzas para continuar! Te agradezco mucho!!

    ResponderBorrar
  2. Hola Carola, soy de Perú y tengo 22 años apenas. Todo lo que dices es tan cierto que pareciera que me estarias leyendo la mente,yo también tengo los temibles juanetes desde nacimiento en ambos pies, Pero en el pie derecho era mas prolongado con algo de 30° de curvatura... He sufrido mucho por el mismo dolor al caminar y por los mismos zapatos asi que decidi y aun con mi madre en contra a operarme el pie derecho porque quiero empezar una nueva vida! Sin sentirme mal ni tener vergüenza todo el tiempo por esta deformidad... Ya cumpli una semana y tres dias, pude ver mi pie despues de la operación y me siento contenta.. Falta unos dias mas para que me saquen los puntos.. Tambien me pusieron los clavos kirshner y Espero que en la extraccion no me duela ya que por ahora no he sentido mucho dolor, solo un poco cada vez que me paro y tengo que estirar mi pie por recomendacion del doctor. Gracias a tu publicación que me dio la fuerza de sinserarme y explayarme.

    ResponderBorrar